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jueves, 4 de febrero de 2010

Seis mulas pardas

Si no quieres quedar atrapado por Don Quijote no hagas clic en este enlace:

Los jueves leemos el Quijote con Don Pedro Ojeda

Cap. 2.35

A parte de la burla en si por parte de los duques, en este capítulo que hoy comentamos, me vuelven a seducir los recursos narrativos de Cervantes para describir todo lo que sucede en el mismo.

Detalla con gran sutilidad la llegada del carro triunfal tirado por seis mulas pardas. Los personajes que la acompañan son grácilmente presentados para terminar por mostrarnos a Dulcinea, fuera del encantamiento, quien no llegaba a los veinte ni bajaba de los diecisiete años.

Aparece de nuevo Merlín, quien habla de encantamientos y formulas mágicas para sacar de los mismos a la propia Dulcinea…

“Después de haber revuelto cien mil libros desta mi ciencia endemoniada y torpe”

Así que al haberse instruido en las artes del desencantamiento para la ocasión, propone a Sancho, que el mismo se auto flagele para así librar de tan encantamiento a Dulcinea. Y le propone que los azotes sean tres mil trescientos en sus posaderas.

A Don Quijote, se le debieron abrir los ojos como luceros, puesto que arremete verbalmente contra Sancho cuando este niega su martirio. El mismo estaba dispuesto a dárselos, después de haberlo atado desnudo a un árbol. Pero los azotes se los tenía que dar el propio Sancho y Merlín así se lo recuerda a Don Quijote.

Aparece el chantaje como arma arrojadiza sobre Sancho. Quien sí quiere llegar a ser gobernador no le queda más remedio que acceder a los azotes. Eso sí, consigue sutilmente el poder dárselos cuando estime oportuno.

Cervantes, encierra un final de capitulo bucólico y pastoral como pocos. Yo diría que es único en la trama del Quijote.

Esperemos acontecimientos en el próximo capítulo XXXVI…






Foto quijotesca

Hoy mismo he podido pasear por la calle Cervantes de Valparaíso. Ubicada en el cerro Barón tiene diferentes particularidades que os iré descubriendo en tres entregas.

Se trata de una calle que tiene una forma un tanto peculiar, ya su forma hace como una media “U”. Sus casas, como no podían ser de otra manera son multicolores. La mayoría aun de adobe, recubiertas por las planchas de lata, oxidadas por el tiempo, la lluvia, y el viento que azota los cerros. La calle en sí, tiene un gran desnivel para llegar a la misma, tanto por una entrada como por la otra. Solo hay un pequeño comercio donde se vende pan, dulces y bebidas. El extremo de una de las entradas permite la entrada de los vehículos, mientras que en el otro extremo, la misma se estrecha hasta en ancho de dos personas.

Los contadores de luz de las viejas casas, están a la vista. Uno de ellos, llama la atención por encima de los demás. Es el del numero 122. La casa nº 5. Su color granate, no pasa desapercibido para los ojos de quien camina por ella.





Ilustración del capítulo XXXV

La ilustración es del maestro Antonio Rodríguez, nacido en Valencia en 1765, falleciendo la misma ciudad en 1823. Pintor y retratista, fue discípulo de la Academia de Bellas Artes de Valencia, siendo años más tarde profesor de la misma institución.

La ilustración pertenece a una edición madrileña de 1832. Con un total de cuarenta y ocho ilustraciones de Antonio Rodríguez. Se dice de las placas grabadas en primera instancia en 1797 que fueron grabadas por los mejores profesores que hubo en España.

Es curioso contemplar y comparar los diferentes detalles de las ilustraciones cuando estas hacen alusión a un capitulo en concreto. En la mayoría que he visto, sobre este capítulo XXXV se muestra una imagen general de lo descrito en el mismo. Pero en esta edición del 1823 en concreto, se refiere a la parte final del capítulo cuando Don Quijote se cuelga al cuello de Sancho dándole mil besos en la frente y en la mejilla.




Clic en las imágenes para verlas mejor
“Quijote”

Copyright© By Jan Puerta 2009

Texto y fotografías con copyright del autor

janpuerta@gmail.com


7 comentarios:

  1. Hola querido amigo, es que a Cervantes le quieren todos los países y culturas...es fantástico lo que llegamos a descubrir ahora que hacemos esta lectura. Un abrazo

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  2. Esa foto tiene mucha gracia... y, sí, nuestro Cervan es ¡universal! Hasta está ¡en un contador de luz! Besotes, querido Jan, M.

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  3. Estupendo analisis.

    Sancho cede al chantaje por su codicia: sin azotaina no hay gobierno que valga.

    Un abrazo.

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  4. El autor se siente satisfecho de la trama de los dos capítulos que abarcan la noche de espectáculo que los duques se dan para solaz propio a costa de DQ y S. Se recrea en su prosa para describirnos el alba.

    Aunque con lengua pastosa, aún le funciona lo suficiente a Merlín para poner a DQ a favor de obra, de sus intereses y presionar a S en su decisión.

    Creativa y cuidadosa descripción de la C/ Cervantes, como si viviéramos en el cerro de toda la vida.

    Bien trabajada triple aportación quijotesca.

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  5. Me gusta cómo ves la técnica narrativa cervantina. La foto, genial. Al principio creí que era un buzón en el que Sancho hubiera podido entregar la carta a Dulcinea, de no habérsela olvidado.

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  6. HOLA ENCIMA DE LOS AURICALES DEL ORDENADOR, TENGO DOS FIGURITAS DE MADERA DE D. QUIJOTE Y SANCHO PANZA. MIENTRAS LEIA EL CAPÍTULO DE HOY, MIRABA CON COMPASIÓN LA FIGURITA DE SANCHO Y CON ENFADO, LA DE D. QUIJOTE.

    POBRE SANCHO, SIEMPRE DISPUESTO A SEVIR A SU SEÑOR.

    GRACIES PER DELEITARNOS TOTES LES SETMANES AMB AQUEST RELAT DE CERVANTES.

    DESDE VALENCIA ET SALUDO CORDIALMENT. Montserrat

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  7. ¡Genial la foto del contador de luz! Besos

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